A bocados

¿Quién no ha saboreado el placer de una porción de algo? De membrillo, de chocolate en forma de bombón, de naranja convertida en gajos, de queso... Cada uno de esos momentos ha sido una porción de vida, centrado en el paladar, la textura y el deseo de que no termine... Porque así se nos presenta la vida, en porciones, formando un gran queso donde podemos encontrar desde gusanos hasta agujeros, pero también ternura y sabor; y donde hay que tener mucho cuajo para no darle un mordisco y comérselo a bocados.

sábado, 21 de mayo de 2011

People in Europe, rise up!

Mientras espero que se caliente el agua en la que se disolverá mi tercer té del día (cuarta dosis de cafeína), pienso y observo, pero también observo y pienso, en Sol. En lo que allí se cuece. En lo que se cocía para que se levantara el pueblo. En la última vez que el pueblo se levantó con un trasfondo político y se unió en un menester de tal repercusión. Y tengo que remontarme muchos, muchísimos años. Y veo que las cosas han cambiado. Ya no son los de este lado frente a los del otro. Son el pueblo entero, de este lado o de otro, dando un puñetazo en la mesa. Es como la primera vez que dices que no a tus padres a algo. Me refiero a la primera vez que lo haces sobre algo de gran importancia.

- Me voy de casa. He pensado irme a estudiar a otro país.

- Pero estás mejor aquí.

- NO.

Y se crea un silencio. Un periodo de letargo en el que estás pendiente de lo que pueda pasar. Porque sabes que será gordo, pero no sabes si será bueno o malo. Ni si te arrepentirás o lo celebrarás. Pero tenías que hacerlo. Y así, marcaste un antes y un después.

Yo creo que eso está pansando en Sol, y los políticos no se enteran.

- Unos: Protestan contra el gobierno actual.

- Otros: Anda, si esto es como cuando protestábamos nosotros.

¡QUE NO! ¡QUE ESTO VA CONTRA TODOS VOSOTROS! ¡TODOS! ¡BANCOS, VOSOTROS TAMBIÉN!

Que es legal presentarse a las elecciones tras costearse trajes a través de los ciudadanos, pero lo tapamos ilegalizando otros partidos; que es legal saturar una ciudad para ver al jefe de la secta esta… ¿cómo se llamaba? ¡Ah, sí!, iglesia católica, pero no para reivindicar tus derechos; que tenemos libertad de expresión siempre y cuando coincida con la opinión de los partidos (el que esté, es indiferente) y sea políticamente correcta (no sea que te censuren la real portada de tu revista); que hacer oposición (lo que viene siendo ofrecer una alternativa política) significa castigar al otro pero no proponer nada; que nos dijeron que era mejor comprar que alquilar y pagaré vivienda los mismos años sin llegar nunca a tenerla; que nos dijeron que estudiáramos y nos esforzáramos porque así se conseguían los mejores trabajos, y no hay para todos (ni son los mejores); que nos hicieron vivir siempre construyendo un futuro, y solo tenemos presente.

Somos la juventud sin trabajo, sin vivienda y sin jubilación. Y ojo, que en juventud entran treintañeros.

Se os ha ido de las manos. Pero no lo pagáis vosotros. Nosotros no tenemos margen de error.

Habéis seguido practicando el borreguismo, pero ahora tenemos la oportunidad de la información y de la reflexión, del conocimiento y la serenidad.

Y lo mejor es que no tenéis motivos para atacarnos. Os ha pillado de sorpresa y no sabéis cómo reaccionar.

Y esto no es una pataleta, como creéis. Esto es hartura. Esto es posicionamiento. Esto es un basta. Es un grito sordo. Una llamada de atención. Un preámbulo. Un hasta aquí hemos llegado.

Con la diversidad en la que vivimos, ver que todos estamos unidos y no es Nochevieja, es verdaderamente emocionante y alentador.

Me voy a Sol. El kilómetro cero. Punto de partida.