A bocados

¿Quién no ha saboreado el placer de una porción de algo? De membrillo, de chocolate en forma de bombón, de naranja convertida en gajos, de queso... Cada uno de esos momentos ha sido una porción de vida, centrado en el paladar, la textura y el deseo de que no termine... Porque así se nos presenta la vida, en porciones, formando un gran queso donde podemos encontrar desde gusanos hasta agujeros, pero también ternura y sabor; y donde hay que tener mucho cuajo para no darle un mordisco y comérselo a bocados.

viernes, 23 de julio de 2010

Un ramo de lilas

Tú no lo sabes, pero hoy he olido unas lilas y me han recordado a ti. Me han recordado el lilo que tenías en la parte trasera de la casa. No he vuelto a ver uno igual. El de hoy, bueno, los de hoy, tenían muchas lilas y olían fenomenal, pero no estaban plagados de ellas y su olor no recorría metros hasta encontrarte. Algunas señoras estaban cortando lilas para llevar a su casa. Ay, si hubieran visto tus lilas. Tenían tal intensidad que las de hoy parecían descoloridas; y eso que eran unas lilas muy buenas.

Qué mano tuviste para las plantas. Eres la única persona a la que he visto recoger un esqueje de la calle y convertirlo en un robusto geranio con el que después poblaras varias jardineras. Pisoteado, todos te decían que no agarraría. Pero tú sabías que sí, porque también tuviste que levantarte muchas veces en la vida y arriscarte, como solías decir. Tenías la experiencia del derrumbe y la dicha, de la amargura y la paciencia.

Ninguna flor ha vuelto a oler como lo hacían las tuyas. Ningún tomate ha vuelto a saber como los que tú recolectabas, junto con unas judías verdes, y que nos ponías un rato después para cenar. “Ale, iros un poquito a la carretera y coger una pera o una manzana del árbol de camino. ¡Que no os vea triponcito!”, hasta los más pequeños lo recuerdan. Luego nos lavábamos las manos con la manguera, todos a la vez, hasta que el que la sujetaba hacía alguna de las suyas y nos empapábamos. Te partías de la risa, porque nos querías y porque tú también querías jugar. “Ale, secaros al sol”.

“La juventud es lo más bonito que hay”. Me lo has dicho tantas veces mirándome a los ojos y tan lentamente, que lo recuerdo casi cada día, y lo tengo muy presente para, de algún modo, compensar la que a ti te robaron; encima que la juventud de antes era mucho más corta que la de ahora, se permitieron la osadía de robárosla. Y es que tan solo tenías 16 cuando te sacaron de tu casa y te acostumbraron a las bombas y al miedo. Qué ironía, debido a tus palabras, yo siempre me apunto a un bombardeo.

Tengo muchas cosas que contarte.

2 comentarios:

  1. Cuántos mensajes transmite la historia...y qué difíciles son muchas veces llavarlos a cabo...

    Ya tienes a tu primera seguidora... espero que sigas escribiendo.

    Huevo!

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  2. ¡Muchas gracias! Qué ilusión, mi primer fan, jiji.

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