A bocados

¿Quién no ha saboreado el placer de una porción de algo? De membrillo, de chocolate en forma de bombón, de naranja convertida en gajos, de queso... Cada uno de esos momentos ha sido una porción de vida, centrado en el paladar, la textura y el deseo de que no termine... Porque así se nos presenta la vida, en porciones, formando un gran queso donde podemos encontrar desde gusanos hasta agujeros, pero también ternura y sabor; y donde hay que tener mucho cuajo para no darle un mordisco y comérselo a bocados.

viernes, 28 de enero de 2011

Ya estoy en casa

- ¿Hola? ¿Hay alguien?

“¿Habrá llegado ya?”

- Hooooooooolaaaaaaaaa.

“No se oye nada… Ah, parece que suena la ducha… A lo mejor no me oye por eso. […] Me voy a quitar la ropa yo también y voy a entrar.”

- ¡Ya estoy en casa!

- ¡Aaaaaaaaaahhhhhhhhhh! ¡Qué susto! ¿Por qué no avisas antes de entrar?

- He avisado –entrando en la bañera– pero no me habrás oído –rodeando su cintura– con el ruido del agua –beso apasionado asiendo sus pechos–.

Durante un buen rato, no se oyó nada más que gemidos, suspiros y chapoteos ensordecidos por el potente y constante fluir del agua.

Y golpes. En la pared. De los vecinos.

Y después, risas y toallas frotándose contra los cuerpos resbaladizos aún calientes.

- ¿Cenamos?

- Venga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario