A bocados

¿Quién no ha saboreado el placer de una porción de algo? De membrillo, de chocolate en forma de bombón, de naranja convertida en gajos, de queso... Cada uno de esos momentos ha sido una porción de vida, centrado en el paladar, la textura y el deseo de que no termine... Porque así se nos presenta la vida, en porciones, formando un gran queso donde podemos encontrar desde gusanos hasta agujeros, pero también ternura y sabor; y donde hay que tener mucho cuajo para no darle un mordisco y comérselo a bocados.

sábado, 19 de febrero de 2011

Conclusiones

Con el pecho encogido, las ganas de llorar, la sensación de ahogo, de desesperación, de añoranza, muerta de cariño, con una nube de polvo en la mente y arrugas en la frente, los ojos aturdidos, sudorosa, el alma en vilo y el corazón dividido, con la vida por detrás y por delante, con la vida presente y la que pudo haber sido y no fue -qué cruel-, con la idea de pérdida y vacío, de dolor ajeno o propio, ¿esto o lo otro?, ¿ahora o luego?, con las uñas quebradizas asiéndose a un muro hecho de nube y lágrimas que todo lo cubren, con los párpados a rastras y el bombeo acelerado de sus venas, con la nada como compañera y la dicha ya nublada; se dio cuenta de todo y se arrodilló, asustada.

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